viernes, 30 de enero de 2015

YANGON - 23/12/2014 al 26/12/2014


Nuestra llegada a Myanmar fue un poco chocante, nos habían hablado tan bien del país, y sobre todo de su gente, que quedamos bastante impactados al llegar en aquella ciudad tan grande y sucia.

Yangon (hasta hace poco, conocida como Rangoon) fue la capital de Myanmar desde la época colonial hasta 2006, año en que la capital pasó a ser Naypyidaw. Sin embargo, Yangon sigue siendo la ciudad más grande del país con unos 5 o 6 millones de habitantes. El centro de la ciudad se caracteriza por una estructura de calles con manzanas muy alargadas. Mirado en un plano, ésta recuerda mucho a la estructura de las calles de Manhattan, en Nueva York.



Nada más salir del aeropuerto de Yangon ya quedamos saturados por la insistencia y persecución de los taxistas, que no te dejan en paz ni un segundo. De hecho no hay ningún transporte público que llegue a la terminal del aeropuerto. Así que no queda más remedio que coger uno de esos taxistas pesados. Lo que muy poca gente sabe (y la "mafia de los timaturistas" ya procura que no se entere nadie), es que a 15 minutos de la terminal pasan los buses que te dejan en el centro por mucho menos dinero. Simplemente hay que salir de la terminal, caminar hacia la derecha y seguir la calle principal durante 1km, hasta que se cruza con otra gran avenida, una vez allí, se continua hacia la derecha por la misma acera, unos 200m más y se cruza al otro lado de la calle. Una vez allí, ya sólo hay que intentar que alguien te ayude a descubrir cuál es tu autobús (ya que los números también están escritos en su idioma). El trayecto de bus debe valer entre 100 y 200 Kyats para la gente local (a menudo es difícil saber cuánto pagan ellos). A nosotros nos cobraron el "precio de turistas" de 300 Kyats (unos 30 céntimos de euro). El bus que va al centro, dirección la Sule Pagoda, es el 51.

El bus no nos dejaba muy lejos de nuestro hotel, ya que vivíamos en el centro, cerca de la Sule Pagoda. De hecho, llamarlo hotel quizás es un poco exagerado. En nuestra habitación apenas cabía la cama, y el baño (supuestamente privado) se encontraba en el pasillo. Era una habitación muy vieja y cutre, sin ventana (pero esto más que un inconveniente, fue una ventaja por el tema de los mosquitos), eso sí, tenía aire acondicionado y una mini nevera. Pues bien, para este alojamiento, tenían el placer de cobrarnos 35 dolares americanos por noche, con desayuno incluido. Teniendo en cuenta el nivel de vida del país este precio es casi un robo. En ningún lugar de los que hemos estado en Tailandia hemos pagado tanto dinero por una habitación, y por supuesto, nunca habíamos tenido una habitación tan horrorosa.

Lo más interesante de ese "hotel", eran quizás las vistas en el interior de la manzana que se tenían desde "la escalera de emergencia". Era como viajar en el tiempo, seguramente las ciudades europeas deberían ser así hace cien años. Se podía ver por las ventanas la sencillez de la vida de aquella gente, y lo que más nos impactó, fue el patio propiamente dicho: en el suelo se acumulaba una capa de basura de altura incierta y creciendo día a día, donde corrían alegremente simpáticas ratas. Los bajantes de las tuberías de desagüe estaban mayoritariamente rotos, de tal forma que el ruido del agua sucia, cayendo de las tuberías rotas, sobre la basura acumulada en el suelo, hacía pensar que quizás estaba lloviendo. Eso si, debido a la abundancia de agua de desagüe que había en ese lugar, las fachadas de las casas disponían de una preciosa y exuberante vegetación, que crece directamente de las fachadas, nada de macetas ni historias.


Lo que es el resto de la ciudad, en pocas palabras lo tendremos listo: algún que otro vestigio de la arquitectura colonial.


Mercados, en este caso el mercado de Theingyi Zei con sus Telas.



Al lado de este mercado, mercados callejeros donde se venden frutas, verduras, carnes y todo tipo de productos.



El puerto fluvial.



En cuanto a infraestructuras hay que nombrar el tren circular, un pequeño tren/tranvía, que por ser una ciudad de varios millones de habitantes, sorprende por ir casi vacío. aun teniendo una frecuencia de paso muy baja.

Lo típico de estos países, unos quantos templos y pagodas. Como el templo de Sri Kali.


La céntrica Sule Pagoda, ubicada en medio de una transitada rotonda.

La Maha Wizara Pagoda.

El gran buda reclinado de la Chauki Htat Gyi Pagoda, de 65,85m de largo y situado en una construcción que nos recuerda más bien a un hangar.





La pequeña Sein Yaung Chi Pagoda, con su fachada hecha toda de espejitos, que le da un aspecto de lo más interesante. De hecho en Myanmar, nos hemos encontrado en diferentes ocasiones elementos constructivos alicatados con espejos, generalmente en columnas. Pero en este caso, toda la fachada y el tejado están cubiertas así.



Finalmente, la famosa Shwedagon Pagoda. La más famosa de la ciudad. El precio de la entrada, como siempre exagerado, es de 8000 Kyats (8 dolares). Además estaba en obras, con un andamio en la parte superior de la pagoda que, todo hay que decirlo, tampoco le quedaba tan mal.

La pagoda está situada en una colina, y como muchos otros templos en este país, se accede por unos largos pasillos cubiertos con todo de tiendas. A diferencia de Tailandia, donde sólo te descalzas para entrar en el templo, en Myanmar hay que descalzarse y quitarse los calcetines en todo el recinto del templo, incluidos los pasillos de acceso, independientemente de si está limpio o sucio el suelo.




De Yangon tomamos un tren hacia Bago y por primera vez desde que habíamos llegado, tuvimos la sensación de que estábamos pagando un precio coherente por lo que es el país. Para hacer un trayecto de unos 80km aprox. 0,50 euros en segunda clase, o aprox. 1 euro en primera clase. Así que por un día fuimos "de ricos" y elegimos primera clase.

De hecho fue una suerte que nos decidiéramos por los amplios asientos acolchados, en vez de los bancos de madera estrechos de la segunda clase, ya que el tren hacía unos saltos que te hacía levantar del asiento en determinados momentos. No entendemos como un tren puede hacer estos botes sin descarrilar.


Afortunadamente llegamos sanos y salvos a nuestro destino.

lunes, 26 de enero de 2015

M Y A N M A R (Birmània)


El segundo país de nuestra ruta es la República de la Unión de Myanmar (conocido por muchos como Birmania). Se trata de un país que hace pocos años que se está abriendo al mundo y a la entrada de turistas. Este hecho, esto se nota tanto para lo bueno, como para lo malo, ya que el país ha vivido bastante aislado del mundo durante un montón de años y hace que dé la sensación de que el tiempo se ha detenido en los últimos cien años. Esta última circunstancia, le da un encanto muy especial a este lugar, aunque esto está cambiando a marchas forzadas.


La gran lástima de esta parte de mundo, es que, como en muchos otros países, ya se ha creado una especie de "industria de timar al turista". Por un lado, poniendo precios exageradamente inflados a determinados servicios turísticos y que en ningún caso se corresponden con la realidad, y por otra parte, en determinados lugares (puntuales), una manada de gente que no para de agobiarte, aprovechando cualquier circunstancia para intentar timarte o engañarte, especialmente en el campo de los transportes. En realidad son cosas poco graves, pero molestas. Es una lastima, que por esta gente, que sólo es una pequeña parte de los habitantes de este país (si bien es cierto, que es con quien más interacción hay), se caiga en el error de pensar que todos los birmanos son así. Sin embargo, este es, sin duda, un lugar seguro para viajar.




Algo bastante curiosa de Myanmar, es que, a pesar de que circulan por la derecha como nosotros, casi todos sus vehículos (incluso los nuevos) todavía tienen el volante al otro lado, como el Reino Unido o en Tailandia, y es que en 1970 pasaron de conducir por la izquierda a hacerlo por la derecha. Esto es especialmente complicado en el caso de los autobuses, ya que tienen la puerta de los pasajeros en el lado equivocado... Pero ningún problema, o se hace una chapucilla para poder entrar por el lado que toca, o simplemente se entra por el lado de la carretera, pasando por delante del bus y entremedio de los coches.


La mayoría de la población aún viste con el tradicional "longyi", una especie de "sarong", es decir, un trozo de tela cosido en forma de tubo, que se dobla y se ata por delante. Muy semejante a una falda. Hay que decir que es una prenda muy práctica, porque es fresca, cómoda y aunque adelgazas o engordas siempre sirve (es talla única). La llevan tanto los hombres como las mujeres, pero unos se diferencian de los demás por sus estampados.


También es bastante común ver mujeres y niños con unas pinturas amarillas en la cara. Se trata de la "thanaka" una especie de cosmético natural, que además, proporciona protección solar.


Nos ha llamado mucho la atención, la costumbre que tienen aquí, de poner detrás de la cabeza de las estatuas budistas una especie de lucecitas de colores psicodélicas. A nosotros, nos recuerda un poco a un casino, que e vamos a hacer.


Otra costumbre típica de Myanmar, es que la mayoría de hombres mastican algo llamado "Paan". Se trata de nuezes de areca, mezclada con otras cosas y envuelto en hojas de betel. Es un preparado psicoactivo, estimulante, perjudicial para la salud y que crea adicción. Genera una salivación de color rojo, de tal manera que parece que tengan sangre en la boca, y además, esta mezcla que mastican a menudo no la tragan, así que la van escupiendo por la calle, dejándolo todo lleno de manchas rojas, que se camuflan astutamente entre el resto de suciedad que se acumula por la calle y el polvo omnipresente generado por la gran cantidad de arena fina que hay por todas partes.

Aquí tenéis un vídeo de cómo lo preparan:


En tema de dinero, tienen unas cuantas manías curiosas (y un poco molestas para nosotros):

Cuando les tienes que pagar algo, los billetes que les des deben estar en perfecto estado. Impolutos. Como si no se hubieran utilizado jamás o como si los acabaran de imprimir. Casi no pueden tener marcas de dobleces, ni estar desgarrados, ni tener tachaduras ... sino, no te los aceptan, esto pasa especialmente en el caso de los billetes de Dolares Estadounidenses. En el caso de los Kyats (la moneda de Myanmar), por suerte no son tan quisquillosos. El motivo exacto de tanto celo, no lo acabamos de entender, sobre todo teniendo en cuenta el amplio abanico de criterios que siguen a la hora de aceptarlos o no. Eso si, cuando ellos te dan cambio, no tienen ningún problema en darte billetes que parecen pañuelos de papel usados. De hecho, un día nos querían dar uno pegado con celo (que en Europa hubiéramos aceptado sin problemas, ya que todo es dinero), y optamos por hacer como ellos y pedir que nos diesen uno en condiciones ... y es que como dice el refrán allí donde fueres, haz como vieres (nosotros aprendemos muy rápido).

Disponer de dinero efectivo en su moneda no es fácil. Sólo puedes cambiar en las oficinas de cambio de Myanmar, ni siquiera en Tailandia (país vecino de Myanmar) te cambian. Esto es especialmente importante a la hora de salir del país. Todo lo que no hayas cambiado allí antes de partir, te lo comes con arroz o te lo llevas de recuerdo.

A la hora de cambiar los euros o dolares a Kyat, hay que saber que te ofrecen diferentes tipos de cambio en función del valor del billete, es decir, cuanto mayor es el valor monetario del billete, mejor cambio te ofrecen.

La opción de sacar dinero de un cajero automático, tampoco es mejor. Dejando a un lado que no se encuentran muchos por el país, los que encontramos en el aeropuerto, sólo nos daban un máximo de 20.000 Kyats (unos 16 Euros) y se quedaba con una comisión de 5.000 Kyats! (4 Euros), un 25% !!!!!!!!!

Con tantas manías con el tema del dinero, casi ya no es ni de extrañar el hecho de que los trabajadores del "sindicato tima-turistas", la primera palabra que aprenden a decir en inglés es money (Dinero), y mientras los tienes agobiandote para
hacerte que subas a su taxi, los tíos te van diciendo: "money, money, money, money". Lo cual, desde nuestro punto de vista, nos resulta bastante desagradable.



domingo, 25 de enero de 2015

Visados y fronteras


A diferencia de cuando se viaja dentro de la Unión Europea, donde para nosotros cambiar de país es como ir a casa de la vecina, ya que no te piden nada, e incluso es posible cruzar fronteras indocumentado, una de las cosas a tener en cuenta cuando se viaja a países más lejanos, son los requisitos que te marcan estos para permitirte la entrada. En esto, cada país es un mundo aparte. Los hay que con enseñar solo el pasaporte, ya te dejan entrar. Hay otros que tienes que solicitar un visado y presentar un montón de papeleo. A menudo, también hay que rellenar formularios a la llegada, donde no siempre sabes qué poner en todos los campos, así que a veces, hay que improvisar un poco.

Los países que nosotros estamos visitante, son en general, fácilmente accesibles y sin muchas complicaciones, con estancias inferiores a 30 o 90 días dependiendo del país, aunque siempre hay detallitos a tener en cuenta.

Sabemos que en algunos de los países que queremos visitar necesitaremos visados, pero como vamos sobre la marcha y no tuvimos tiempo de tramitarlos en Barcelona, los tramitaremos por el camino.

Según las páginas web oficiales de los países y de los ministerios de asuntos exteriores Austriaco y Español, la mayoría de países requieren un billete de salida del país para que te permitan la entrada. Esto le resta una gran parte de espontaneidad en nuestro viaje. Sin embargo, hemos oído otros viajeros que dicen que en la mayoría de los casos, esto sólo es así, en el caso de entrar por aire. Si se entra por tierra, se ve que no suelen pedirlo.


En nuestro caso, estando todavía en el aeropuerto de Barcelona, la aerolínea hizo las comprovaciones de que teníamos un billete de salida de Tailandia antes de hacernos el check-in. Por suerte, nos habíamos informado de los requisitos de entrada y un par de días antes compramos un billete para ir a Myanmar (Birmania). Una vez en el aeropuerto de Bangkok, nos sellaron el pasaporte con la entrada sin ningún problema. No hay que hacer ningún tipo de visado previo ni pagar nada de nada. Esto sin embargo, sólo es válido para 30 días si entras por aire o 15 días si se hace por tierra. En caso de querer pasar más tiempo en Tailandia, entonces sí que se debería solicitar un visado y pagar el importe establecido.

Volviendo al tema del billete de salida de Tailandia, debemos comentar que la segunda vez que entramos en Tailandia (igualmente en avión, provenientes de Myanmar), no nos pidieron ningún billete de salida. Es más, ni siquiera teníamos uno. Quizá sólo lo piden para vuelos transoceánicos ...? A veces es difícil descubrir qué criterios siguen exactamente.


El cualquier caso, el tema es gracioso, ya que a pesar de tener el billete hacia Myanmar, no hubiéramos podido hacer uso de el, porque no teníamos visado para ir. En cuanto a Birmania, no te dan el visado a la entrada del país, sino que tienes que tramitarlo con anterioridad (bueno, esto es lo que pensábamos antes de llegar, pero desde hace muy poco, también existe la opción de adquirir una "Visa on arrival").

Como no lo sabíamos, nosotros optamos por tramitarlo en la embajada de Myanmar en Bangkok, donde hay que ir por la mañana de 8:00 a 12:00h, con el pasaporte, 2 fotos carné, una fotocopia del pasaporte y rellenar un formulario (que te dan en la misma embajada) y pedir tanda. Cuando es tu turno vas a la ventanilla y es allí donde se quedan toda tu documentación, incluido también tu pasaporte y te cobran las tasas, que varían en función de la prisa que tengas para recogerlo. Nosotros optamos por la versión más barata: 810 baht (unos 20 Euros) para que lo tramiten en tres días. Así pues, corriamos por la ciudad, lejos de casa durante 3 días absolutamente indocumentados.

domingo, 18 de enero de 2015

Provincia de CHIANG RAI - 22/12/2014


Tanto desde Chiang Mai como desde Chiang Rai, se pueden hacer excursiones por las montañas del norte de Tailandia. Hay dos opciones: o apuntarse a un tour organizado, que suelen ser relativamente caros, o alquilar un vehículo y explorar por propia cuenta.


Como Chiang Rai es una ciudad pequeña, se puede salir bien rápidamente hacia las zonas rurales. Una buena manera y sobre todo económica de hacerlo, es en moto, así que elegimos esta opción.


No hay que conducir mucho para estar en las montañas, rodeado de selva y de pequeños campos de cultivo.


Aquí todavía se pueden ver casas de bambú, donde las paredes están hechas con finas láminas de la corteza de este material entrelazada y los tejados de hojas o tallos de arroz.


Aparte de arroz y plátanos, ésta también es tierra de té.


Las plantas de té, se extienden por las faldas de las montañas en hileras, dando una apariencia de terrazas.


Dentro de la selva, donde el terreno es más escarpado, se encuentran algunas cascadas.



De vuelta en el valle principal, encontramos un lago con aguas termales, brotando constantemente a 56 ° C. El lugar nos gustó bastante, era muy tranquilo y relajante. Si bien es cierto, que llegamos bastante tarde, y tal vez por eso no había nadie. De hecho, pensábamos que serían una especies de termas para turistas, en las que hay que pagar entrada, y quizá por este motivo, nos sorprendió gratamente encontrarnos aquello.


La vuelta a casa la hicimos por la otra orilla del Río, pasando por un puente colgante de madera que no dejaba de tener su encanto.


Llegando a Chiang Rai, nos encontramos de repente con un buda gigante. De hecho todavía lo estaban construyendo. Dentro del buda se oía el ruido de las maquinas.


Al acercarnos, pudimos apreciar que se trataba de un gran complejo de templos, hecho por los chinos y que estaba parcialmente terminado. Con un gran templo en forma de estupa, de 10 pisos de altura, y dentro del cual, se podía subir hasta el ultimo piso, a contemplar las vistas. Lástima que fuera de noche, ya que seguramente las vistas deben valer la pena.



Dentro del templo, una figura de Buda, de madera maciza de 2 pisos de altura. Como se puede apreciar en la fotografía, aquí todo es a lo grande.


Este ha sido nuestro último día en Tierras Tailandesas por un tiempo, ya que estaremos unas tres semanitas en Myanmar, antes de volver de nuevo a Bangkok.


miércoles, 14 de enero de 2015

CHIANG RAI - 21/12/2014

Un poco más al norte de Chiang Mai, se encuentra Chiang Rai. Una ciudad bastante menos turística que se esfuerza por atraer más turistas. De hecho, la ciudad en sí, no tiene gran cosa, pero se pueden hacer excursiones muy bonitas por los alrededores. También tiene algunas construcciones recientes, las cuales han sido dotadas con una apariencia de cierta antigüedad histórica, posiblemente enmarcadas en un plan de potenciación turística de la región. De hecho, es un poco como ir a Disney Land. Aquí os presentamos las tres más destacadas.

  • El Templo Blanco o Wat Rong Khun  วัดร่องขุ่น
Está situado en las afueras de la ciudad, justo al lado de la autopista (para permitir el acceso de las grandes masas de turistas).




El Templo Blanco todavía está en construcción y consta de varios edificios, algunos de los cuales ya están finalizados.



Los edificios principales están totalmente pintados de blanco. Únicamente hay embebidas unas baldosas de espejo para crear dibujos. Estos espejos, al reflejar la luz del sol, le dan un aspecto aún más brillante y blanco en las construcciones, casi como si fueran de plata.







Y... donde hay plata también debe haber oro. Con la misma técnica de los espejos y pintando la fachada de color amarillo, han creado la casita dorada.





Aunque quiso darle una estética antigua, también nos encontramos con muestras de esculturas contemporáneas dentro del recinto.





Allí mismo, se puede ver cómo trabajan en los detalles de los acabados de las construcciones y de las figuras que más adelante se colocarán, así como las estructuras de nuevos edificios.





  • El Museo Bandaam (o Templo Negro)
Al otro lado de la ciudad, igualmente a las afueras, está el contrapunto al templo blanco, que es conocido como templo negro. Este sin embargo, no es ningún templo, sino un museo y su apariencia es más bien la del templo del mal.



Al igual que en el caso del templo blanco, el museo también consta de varias edificaciones.





La mayoría de las construcciones están hechas con una estética de templo de malo de la película, sin embargo, hay otros con una apariencia más contemporánea o incluso futurista.



Todo rodeado de una espesa vegetación.





En cualquier caso, vale la pena ir, ya que está muchísimo menos masificado que el templo blanco. Eso si, no es de tan fácil acceso.





Aquí es posible encontrar un rincón más tranquilo, donde poder descansar un poco.



  • La Torre del Reloj
Igualmente siguiendo la estética Disney Land y rodeada por un decorado no muy idílico, tenemos la "famosísima" torre del reloj, que está ubicada en medio de una rotonda en el centro de la ciudad.


De noche, se puede contemplar un espectáculo de luz y música en la misma torre.